La desnudez distante.
Ya no me impide la vida
mirarme los dedos
y las uñas en las manos
como si fueran pies descalzos
más allá.
Así,
mirar distante
la propia desnudez.
A la luz de un fuego artificioso,
antiguo y relumbrante,
la luna
tan distante e irreal.
Revisaban catálogos y fórmulas
todos los que buscaban
el cuidado
en el refugio de sí mismos.
Atemorizados por los ruidos atronadores
que derrumban al mundo.
Atemorizados del mundo:
dinámica y veloz
balacera de la naturaleza.
Desconfianza – Desprecio,
y en el fondo
quizás la envidia,
para todos aquellos protagonistas
en los negocios de sus vidas,
y la desilusión del inocente
al descubrir su operación
fracasada,
desperdigada
palpitando en la carretera
húmeda.
Los cuerpos apenas reconocibles,
desnudos y sangrando destrozados
sobre una alfombra de vidrio molido.
Fue tal el paisaje siniestro,
resultado de una operación de investigaciones
contra una red de cocaína y pasta base.
Así, quedaron las imposturas fuera de circulación
y se promulgó la libertad ante toda esclavitud.
El cuerpo de investigaciones concluye:
“tanta maldad
no podía venir de una sola persona”.
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